Cuando mi hija tenía 4 años, dando un paseo por Majadahonda con unos amigos, exclamó: “¡mira mami, qué olivo tan bonito!”. Nuestros amigos se sorprendieron de que una niña tan pequeña supiera reconocer un olivo.
Salir con los niños a la montaña siempre nos ha parecido una bonita actividad para hacer en familia. Así pueden apreciar la grandeza de la creación admirando la naturaleza, aprendiendo a llamar a los arboles por su nombre, conociendo los distintos insectos del campo, viendo cómo cambia el paisaje con las estaciones del año etc.
Si esta actividad se hace en grupo, también aprenden a compartir, a respetar y a entender que no todos caminamos al mismo ritmo, a ayudar y animar a los rezagados, compartir la comida, conversar con unos y otros.
El regalo de participar en el Club de Montaña de nuestro Colegio es que, a todo lo citado anteriormente, le sumamos la suerte de participar en una misa montañera, por lo que nuestros hijos pueden ver como Dios se hace presente en cualquier parte, que la eucaristía no es “una obligación semanal” sino una ocasión para acercarnos a Jesús y darle las gracias por los regalos de cada día.
En resumen, pasar tiempo en familia es lo que más necesitan nuestros hijos, y para nosotros, como padres, es un tiempo que no vuelve, Todo lo que podamos cultivar ahora dará sus frutos más adelante. Hoy en día los niños pasan muchas horas viendo la tele, jugando con videojuegos, etc. Por el contrario, la montaña les enseña otros valores, les enseña que hay algo más fuera de la rutina diaria y que se pueden despejar haciendo otras actividades.
Por todo esto os animo a que os suméis a las salidas que el Club de Montaña del Colegio nos ofrece una vez al mes. Probadlo un día en familia, no os arrepentiréis.
Begoña Aparicio
( Madre de Isabel Moncada Aparicio de 2º EP)