Queridas familias:
“Detrás de todo está Dios”. Esto les decía el P. Kentenich a las familias de Schoenstatt tras la Segunda Guerra Mundial, en 1945, una vez que Alemania fue ocupada por los aliados y él había sido liberado del campo de concentración de Dachau. Pero, para poder ver que Dios está detrás de todo, hace falta poner una escalera que eleve el entendimiento y el corazón hacia la unidad con Él. Esa escalera nos hace ver que nada es casual y que quien gobierna el mundo no es otro que mi Padre, nuestro Padre: Dios. Y por eso puedo decir con seguridad que “esté donde esté y haga lo que haga, Dios, mi Padre, me está mirando”. Nuestra mayor preocupación ha de ser, por tanto, en palabras del P. Kentenich, “¡estar despreocupado!”. No olvidemos que somos sus hijos y Él lo hace todo bien.
Desde esta confianza hemos comenzado el curso 2019|2020 en el Colegio Nuestra Señora de Schoenstatt. Porque, además, como Colegio que es al mismo tiempo Santuario, hemos experimentado los regalos de la presencia y la acción de María, que se ha establecido en él durante estos cincuenta últimos años respondiendo a la invitación y la entrega que unas Hermanas y unos laicos le hicieron en 1969. Después de tantas gracias derramadas a lo largo de todo este tiempo, hay motivos de sobra para confiar.
Confiamos, trabajando al mismo tiempo, dándolo todo. Es éste un curso en el que seguiremos profundizando en el trabajo de los años anteriores para la construcción de nuestro Colegio, afianzando lo mejor y mejorando lo demás. Ésta es la fuerza de nuestra comunidad educativa, que notaréis especialmente en este año. Veréis que, por eso, seguimos potenciando el cuidado de cada niño, con delicadeza y firmeza para que cada uno dé de sí todo lo mejor que tiene en su originalidad. Crecerán en firmeza, en libertad y en conocimientos, y queremos que crezcan también en amor a Dios de la mano de María. Este año perseguimos, en concreto, que conquisten la seguridad que nace de esa confianza, pues “todo lo que sucede en el día y la semana ha sido previsto por el amor de Dios ya desde la eternidad” (P. Kentenich).
Por todo esto, podemos confiar. A eso nos entregamos con alegría este curso: a confiar en Dios, sabiendo que es nuestro Padre, que todo lo hace bien y que nunca va a dejarnos de lado. En esta actitud comenzamos en el Colegio y en ella os invitamos a zambulliros, con vuestros hijos, como familia.
Un abrazo,
Pablo Siegrist Ridruejo
Director