Fortalecidos por el poder de María como Reina, que se manifiesta en el día a día.
Sí, empieza un nuevo año de la mano de nuestra Reina y por eso, en medio de todos los cambios, seguimos confiando en su actuar.
Este curso, María nos quiere educar en la actitud de una verdadera fortaleza interior que es un don y una tarea a la vez, como nos recordaba nuestro capellán, Don Borja, en la Eucaristía de inicio. Es una tarea, porque la sociedad huye del sufrimiento, todo son facilidades y esto genera, como resultado, personas cómodas que no valoran el esfuerzo ni soportan las críticas, sobreprotegidas y con muy poca capacidad para perseverar en las decisiones y asumir responsabilidades.
¿Fortalecidos o fuertes? por la autoridad, que cree en mí.
En medio de una cultura que propicia lo cómodo, lo fácil y que quiere quitarnos la libertad porque nos impide tomar decisiones, queremos sacar de nuestros alumnos esa fortaleza interior que necesitan para llegar a ser personalidades. Esto es, en nuestro lenguaje, ayudarlos para que ellos mismos sean capaces de autoeducarse. Como educadores, regalamos confianza a nuestros alumnos, desde la mirada de lo bueno que hay en ellos y la esperanza de lo que pueden llegar a ser. Pero no se trata de algo que tengan que conseguir solamente con la propia voluntad. Es una cuestión de abrirse, de saberse necesitados, de pedir ayuda y anclarse en lo importante, en lo que da sentido a nuestra vida. La fortaleza se convierte entonces en un don, porque nos abre a la acción de Dios y de María en nuestra vida, a esa verdad que está dentro de cada uno. Por algo es un don del Espíritu Santo.
No se trata de que nuestros alumnos, vuestros hijos, sean súper-hombres o exitosos en todos los aspectos, sino que se sepan queridos con sus fortalezas y debilidades y con una misión única en la vida. Eso significa, para nosotros, acompañamiento y exigencia. Por eso nuestro lema iluminador en este año será: “Porque soy débil, soy fuerte, hoy ¡a muerte!”.
¿Fortalecidos o fuertes? a través de nuestros vínculos.
Para desarrollarnos necesitamos a los demás, que nos interpelan y nos piden una respuesta adecuada. Nuestros alumnos, unidos en Dios y María y por la misión común de aprender, pueden ser fuertes en el arraigo y vinculación con otros. Tenemos raíces, los otros nos sostienen y así podemos ser fuertes.
¿Fortalecidos o fuertes? en nuestra misión: cada alumno.
Cada uno de nosotros está llamado a esforzarse por alcanzar un ideal. Por eso, con la mirada puesta en lo que pueden llegar a ser nuestros alumnos, podemos ayudarlos a que se entrenen y desarrollen la fortaleza y la reciedumbre en la educación de su personalidad y eso, siempre en lo concreto, en el quehacer cotidiano con sus exigencias y en el saber estar que pedimos en el colegio, necesario en cada situación. Por eso, si ayudáis a vuestros hijos a elegir lo más difícil, les estaréis dando herramientas para que crezcan en libertad y fortaleza interior.
Hna. M. Raquel Puñet
Jefa de Formación